El contacto de Carpentier con la experiencia mágica es doble. Por una parte, procede de su educación surrealista: no podemos olvidar que cuando en 1928, al salir de la cárcel en la que le había encerrado su oposición al dictador Machado, comienza a pensar en el exilio, logra abandonar Cuba gracias a que un amigo, el poeta surrealista francés Robert Desnos, que visita Cuba en aquella época, le presta sus documentos de identidad, y con ellos pasa a Francia, asociándose inmediatamente con el grupo surrealista, para el cual lo maravilloso es uno de los ejes fundamentales. Luis Harss sostiene sobre este periodo de la vida de Carpentier."
En París, pródiga como siempre, había de todo y para todos. Carpentier, hombre de intereses católicos que van desde la magia hasta la musicología, se desplegó en múltiples actividades. Trabó amistad con los surrealistas, de los que cree que tuvieron una influencia decisiva en el descubrimiento de América Latina para la cultura occidental. la afición por lo primitivo y lo inconsciente impulsó a muchos de ellos a emprender expediciones en busca del pasado. (...) Carpentier no tardó en percibir que el movimiento mismo le era ajeno, pero el precepto de Breton, según el cual solo lo maravilloso es bello (...) le abrió los ojos, a pesar de todo, a los auténticos prodigios de su tierra, donde lo maravilloso, como descubrió con el deslumbramiento algo ingenuo del civilizado, era un elemento cotidiano de la naturaleza y la realidad."
Desde entonces Carpentier se ha dedicado a cultivar ese Realismo Maravilloso que para él es la síntesis y la esencia del continente.
En París, pródiga como siempre, había de todo y para todos. Carpentier, hombre de intereses católicos que van desde la magia hasta la musicología, se desplegó en múltiples actividades. Trabó amistad con los surrealistas, de los que cree que tuvieron una influencia decisiva en el descubrimiento de América Latina para la cultura occidental. la afición por lo primitivo y lo inconsciente impulsó a muchos de ellos a emprender expediciones en busca del pasado. (...) Carpentier no tardó en percibir que el movimiento mismo le era ajeno, pero el precepto de Breton, según el cual solo lo maravilloso es bello (...) le abrió los ojos, a pesar de todo, a los auténticos prodigios de su tierra, donde lo maravilloso, como descubrió con el deslumbramiento algo ingenuo del civilizado, era un elemento cotidiano de la naturaleza y la realidad."
Desde entonces Carpentier se ha dedicado a cultivar ese Realismo Maravilloso que para él es la síntesis y la esencia del continente.
En un auténtico camino de búsqueda, ha desbordado su energía hacia la comprensión de la realidad americana, una realidad inflitrasda por la magia y lo maravilloso, una tierra todavía, en su mayor parte, incógnita. Dice el escritor cubano: "Me consagré durante años a leer todo lo que encontraba sobre América, desde las cartas de Cristóbal Colón , hasta los autores del siglo XVIII, pasando por el Inca Garcilaso de la Vega. No hice otra cosa por años, creo, que leer textos americanos." Carpentier se esfuerza por penetrar en lo oculto: a la experiencia intelectual se añadirá después un contacto cada vez más íntimo con las fuerzas primitivas.
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